Relatos aterradores de la infancia - Capítulo III "Dani"

En el tercer capítulo conoceremos las experiencias de Dani, el segundo de los hermanos mayores que quizás sean las más terroríficas contadas hasta el momento.

 Jugando con la ouija

La ouija es muy conocida dentro y fuera del mundo del misterio, los hay que nada más oír la palabra se echan atrás mientras niegan haber escuchado nada sobre ella, por otro lado los hay más valientes que se adentran en contactar con alguien o algo dentro de la misma.

Su origen es a día de hoy incierto aunque la que se sigue utilizando es la del siglo XIX.

 

Un día Dani y sus hermanos estuvieron hablando sobre ella y de hacer una sesión y contactar con lo desconocido. Era verano y el aburrimiento les llevó a hacer una de las cosas de las que jamás debieron hacer.

Pintaron letras y números en el suelo y con un vaso cada uno de ellos con el dedo índice comenzaron a hacer preguntas, pero nada más empezar el vaso saltó por los aires rompiéndose en pedazos contra la pared. A los pocos segundos Dani empezó a encontrarse mal, con un fuertes dolores intestinales acompañados de mareos y confusión, es posible que algo le poseyera. 

 

Unas horas después limpiaron la zona, pero inocentemente no sabían como cerrar la sesión. Siempre pase lo que pase se recomienda cerrarla, ya que, el portal que se abre nunca podrá cerrarse o difícilmente se cerrará. Al ser unos niños pequeños es normal que por su inocencia no entendían del todo sobre estos temas.

 

Pero no todo acabó ahí, desde entonces empezaron a manifestarse marcas de pies y manos por varios lugares de la casa y a su vez también diversas visiones "fantasmales".

La niebla del patio

Como vimos en el anterior capítulo, la distribución de la casa era un tanto peculiar, teniendo el cuarto de baño después de salir al patio, una noche Dani necesitaba salir, al abrir la puerta se encontró con una espesa niebla donde no podía ver más allá de sus ojos, por mucho que caminase no tenía fin, nunca llegaba al cuarto de baño ni a ningún otro lugar, pero al mirar hacia atrás siempre veía la puerta para regresar, una de esas veces le pareció ver dos puntos rojos brillantes flotando entre la niebla. Fue tal la rara experiencia que tuvo que regresar.

 

 

Ya en su cama tenía la sensación de ser observado, como si algo le llamara miró hacia la puerta y entre el espacio de la misma con el marco pudo observar de nuevo esas luces rojas brillantes, quitó la mirada unos segundos y al volver a mirar esos dos puntos u ojos rojos ya estaban adentrándose en la habitación, Dani se tapó con la manta hasta dormir y jamás volvió a mirar.