Relatos aterradores de la infancia - Capítulo IV "Marcos"

Llegamos al capítulo final de "los relatos aterradores de la infancia", estamos seguros de que quizá sea el más perturbador de todos, ya que hablamos de un niño bastante especial en su época.

Nuestro protagonista es Marcos que a pesar de su gran inteligencia siempre fue un niño muy callado debido a su asperger. Hasta hace pocos años no relató estos sucesos que durante años estuvieron solo guardados en su memoria.

La sombra amenazante

Era verano y Marcos junto a sus hermanos se quedaron muy tarde viendo la televisión, solían ponerse películas en el VHS, les encantaba dejar volar la imaginación con las aventuras de tantos buenos films de la década de los 80.
Se acostaron sobre las 3:00 de la madrugada, los hermanos del chico ya se habían dormido al poco, pero él por algún motivo seguía dando vueltas en la cama, entraba una luz muy tenue de la farola de la calle, al girar para el lado contrario vio algo en la puerta de la habitación que estaba entornada, ¡algo se movía, era como si entrara y saliera todo el rato, una oscura sombra con un par de luces amarillas con forma de ojos, daba auténtico terror!
En ocasiones producía un ruido como de grito afónico, Marcos totalmente aterrado lo último que pudo observar es como aquella cosa parecía abalanzarse hacia el, el chico se tapó con la sábana dando la vuelta y cerró los ojos, pero todavía podía escuchar ese sonido cercano. 
Poco después incluso se empezaron a escuchar los cajones de la cómoda, nuestro protagonista agotado terminó dormido, a la mañana siguiente todo estaba como si no hubiera sucedido nada.

El fantasma suicida

Marcos siempre fue un niño enfermizo, una de las veces pasó mucha fiebre. En ese mismo día su madre fue a la compra y se quedó solo en casa, casi sin poder levantarse se levantó a por un vaso de agua, se encontraba muy débil.
Cuando regresaba a su habitación en mitad del salón presenció una silueta blanca observándolo, ese ser era como si alguien estuviera vendado totalmente, emitía un sonido como de sollozo y en una de sus manos portaba un cuchillo de grandes dimensiones.
¡Cuando aquella cosa presenció a Marcos levantó la mano que portaba esa arma y acto seguido se empezó a autolesionar cortándose el rostro dejando las vendas de su cuerpo ensangrentadas, el pequeño salió corriendo hacia la puerta de la calle!




Por suerte su madre llegaba a la vez, el niño estaba muy nervioso y agitado, cuando ya se calmó se quedó dormido en los brazos de su progenitora.
Al día siguiente parece que la fiebre de Marcos desapareció por completo.



















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